Cecilia Bridi y José Britos, actriz y director de "Como cardos violetas", cuentan cómo apareció esta propuesta poética, que apela a la danza contemporánea y a confrontar con los escritores del canon. Este domingo es la última función del verano.
Con vestidos raídos y harapientos, corren. Tres mujeres corren por una sala negra que bien puede ser la inmensa pampa en una noche de relámpagos y viento sin fin. Otra permanece inmóvil, encerrada. Son cautivas: las primeras tres dan vida a la figura que imaginó Esteban Echeverría en su texto fundacional “La cautiva”. Pero, a su forma, quieren liberarse del modo en que fueron representadas en los libros, repensarse y escribir en primera persona esta nueva parte de la historia.
“Nuestras cautivas buscan leer y generar un relato que nos sea propio”, señaló Cecilia Bridi, una de las cuatro actrices de la obra de teatro independiente “Como cardos violetas”. Estrenada durante el invierno de 2022, la pieza es parte de la cartelera estival y subirá a escena este domingo a las 21 en Cuatro Elementos (Alberti 2746). Será la última función del verano.
“Hay públicos tan diversos como propuestas artísticas. El desafío seguirá siendo lograr ese encuentro”
Escrita por la dramaturga Yamila Grandi, la obra tiene un elenco que completan Mora Jalil, Rocío Ortiz Chálabe y Valentina Orefice, con dirección de José Luis Britos.
Un contenido poético rodea todo el espectáculo, que se presenta desprovisto de grandes elementos: unas mesas sirven de tarima y dividen el espacio escénico, libros y un juego de ajedrez alcanzan para narrar y plantear las metáforas.
“Como cardos violetas” “tiene un alto grado de abstracción y está exenta de toda referencialidad directa, lo que permite abrir los sentidos”, dijo Britos a LA CAPITAL. Y siguió: “Uno de los desafíos que planteó el texto fue darle teatralidad. En principio, la dramaturga lo había concebido en el límite entre la poesía y la narración. Pero proponía muy poco para su traducción escénica”. Egresadas del curso de formación actoral, las actrices comenzaron a explorar el cuerpo. “El cuerpo en el espacio, proponiendo situaciones análogas a las que planteaba desde el texto”, contó el director sobre los ensayos.
“Aparecieron muchas temáticas relacionadas al feminismo, es una lucha que nos une y que plantea una perspectiva desde la cual nos interesa proponer nuestra forma de hacer arte también”
-Las cautivas de la pieza apelan a reescribir la historia de Esteban Echeverría y a la vez cambiar la historia de las mujeres en el presente, ¿eligieron esta pieza a la luz de las transformaciones del movimiento de mujeres?
Bridi: -Sí, cuando comenzamos con el proceso creativo de la obra, sin saber qué texto terminaríamos utilizando, tuvimos encuentros dedicados a poner en común de que nos gustaría hablar en escena. Inevitablemente aparecieron muchas temáticas relacionadas al feminismo, es una lucha que nos une y que plantea una perspectiva desde la cual nos interesa proponer nuestra forma de hacer arte también.
Britos: -Me preocupaba que desde la elección del material hasta el modo de construir la obra que ellas se sintieran representadas. Que hablara de ellas, de sus preocupaciones, de sus necesidades. Y, evidentemente, las actrices están fuertemente inmersas en este mundo de transformaciones que se vienen dando. Yo también, pero la manera de asumirlas es muy diferente.
-En un momento de la obra se lo nombra a Borges, ¿el planteo de la pieza es repensar los textos fundacionales de la literatura nacional?
Bridi: -La obra deja muchas interpretaciones posibles, por lo que seguro cada espectador pueda encontrar distintos planteos dentro. Uno de ellos tiene que ver con la literatura, principalmente planteando la necesidad de no contar casi con textos hechos por mujeres. Tratamos de compartir el problema de no sentirnos representadas con los materiales ya existentes, porque faltan voces que hablen desde nuestro mismo lugar. No es que falten textos literarios sobre estar cautiva, pero nuestras cautivas buscan leer y generar un relato que nos sea propio.
Britos: -Creo que lo que propone es confrontar con quienes han sido canonizados en la literatura, como un recorte de los ámbitos sociales donde la centralidad la siguen ocupando los hombres. En este sentido, es enfrentar al patriarcado problematizando la autoridad de Borges y Echeverría para escribir la historia de las mujeres, como si ellas no tuvieran voz propia para contarla.
-La danza contemporánea es parte del lenguaje que eligieron para contar esta historia, ¿cómo apareció?
Britos: -Como en otros montajes que dirigí el abordaje no es desde el texto. La palabra es cuerpo. Y el cuerpo es espacio, es tiempo, es vínculo, está travesado por lo que acontece. Más aún cuando partimos de la poesía. Alguien definió a nuestra obra como “poesía en movimiento” y me gusta esa caracterización. No creo en los límites entre las artes. Los creo artificiales. No puedo dejar de crear a partir de imágenes, de ritmos, de sensaciones. Y naturalmente, aparecen los cuerpos en movimiento, interactuando, dejándose afectar por todo lo que les rodea.
-¿Qué balance hacés, el teatro poético sigue siendo interesante para espectadores y espectadoras?
Britos: -El balance es muy positivo. Es hermoso acompañar los procesos creativos de jóvenes que se inician en la actuación, que se entregan sin condicionamientos, que se arriesgan. Verlas crecer en cada función, seguir entusiasmadas y queriendo proyectar otras. Creo que entre esos riesgos asumidos, aparece abordar un material poético para intentar generar poesía en escena. Es un lugar difícil, porque sin pretensión de atribuirnos originalidad alguna, sabemos que no está en las expectativas más generalizadas de espectadoras y espectadores. Pero creo que el teatro es tan diverso y tan vasto que habilita a quienes crean a hacerlo según sus intereses, sus búsquedas y sus provocaciones, dialogando con su contexto de producción. Hay públicos tan diversos como propuestas artísticas. El desafío seguirá siendo lograr ese encuentro. Estamos llegando a veinte funciones y el público, en su mayoría conecta con la propuesta. Las devoluciones son muy positivas. Y, por qué negarlo, eso nos confirma, nos alienta y nos alegra.